En el plato que parece pequeño bajo su forma
poderosa
El róbalo de ancha escama y enorme boca
armada
Todavía muerde el aire que huyó de su último
intento
Aunque vencida por las redes de la compañía
pesquera
Y traída a la fuerza a este mundo que
pensamos
Es más seguro y auténtico que el suyo
La bestia marina sigue acechando al pulpo
ocho veces inquieto
En su bosque de corales y sus fuertes
músculos
Quieren llevárselo de un rotundo coletazo
Hacia lo negro y profundo de las cordilleras
sumergidas
Hacia las islas precipitadas desde la
superficie
Hacia las muchas atlántidas que son jardines de
algas
Batidos por las corrientes y el paso
interminable
De las ballenas que van por el amor hacia lo
oscuro
Como un paisaje en lento movimiento
El róbalo en su furia congelada a medias
todavía envuelto
En el papel de diario con que lo abrigó el
marchante
El róbalo que ayer a mediodía diezmaba a
dentelladas
Inmensas columnas de sardinas que se fundían
en una
O se dispersaban por el golfo sosteniéndolo
(Parecía) como a un palacio sumergido
La fiera insaciable como un lingote de plata
asesinado
Que ya no surfeará las olas con desprecio
Orgullosa del poder de su ancha espalda
Entre las frutas y las botellas de cerveza
Humillada por el hombre que cierra su
heladera
Y piensa en otra cosa y rasca su cabeza
Y que es para su dios que brama en las
campanas
Lo que el róbalo en el plato.
Inédito.
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