Entre cascotazos,
empujones,
salivazos,
y vastos terrenos poceados o
escarpados,
los vecinos prefieren,
mientras
tanto, no hablar de economía
ni política
en el barrio; eligen esos
temas
cortantes, sucios o espinosos
puertas
hacia adentro, o entre
íntimos.
Nadie quiere correr el riesgo
inútil,
y así reinan la neblina y el
atajo.
La diplomacia, como puede
verse,
fue desalojada de sus
ámbitos
corrientes, y la receta rápida
cunde
hacia abajo. La brega por el
poder
(lejana de sudores y de
lágrimas)
es un baldío ciego, con
abrojos,
y el que viene de abajo pisa
barro.
Eduardo Dalter
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