Tiempos de mi madre / Alexis Comamala



                                                                       A ella, a quién más.

                           
Durante los últimos tiempos, a mi madre por las noches,
le inyectaba morfina.

El cáncer en su páncreas,
cubría ya varios países de su cuerpo.
Era del tamaño de un continente de fuego,
desparramado por todo el territorio de vida.

Estaba mi tía Tere por momentos,
también Corina, la hermana que eligió mi madre
y, mi padre desviado a acompañarla día y noche.

Todos luchando
y, mi madre redoblando la apuesta al infinito.

Nosotros, a pesar de bajar los brazos,
creíamos entonces en algo,
la morfina dolía o aliviaba.

Eso no importa, es solo ciencia.

Mi madre murió antes de su dosis matinal.
Yo, en otra cama a metros de ella desperté,
su cuerpo en convulsión, agitado en espanto.

¿Que hacer, si no somos maquinas al servicio de la alegría?
Entonces seguir, llamar a Mónica, medica vecina.

¿Para que todo esto? Ya se iba.
¿Para rehabilitar la esperanza?
¿Justificar la muerte?
Entonces lloro.

Ya jamás habrá un fuentón caliente, que abarquen estos pies
y este corazón helado. Sentir el cuidado de si, a través del otro.


Mi uña encarnada una o dos veces por año
y, allí ese fuentón calentito, viniendo del centro del mundo.

Y mi pie izquierdo hinchado, con su pus fluyendo
cayendo en el fondo del lago.

Mas allá que dios no exista, para estas ocasiones ella sabia
los versículos del dolor.

Existió mi madre junto a una cama agonizando,
existió un fuentón lleno de agua caliente en el marco del mundo,
existió la sal gruesa que sirve para que no fallezcan los pies,
existió un fuentón rebajado con agua fría según las marcas térmicas,
existieron un par de pies hundiéndose en la pócima.

Necesito ahora, la cabeza fría por la lluvia.
Debajo de mis pies el fuentón de mi madre.
Nada es posible ahora.

Alexis Comamala (Córdoba, 1979)

De El naufragio, Plaqueta Negra, Pan comido ediciones. Córdoba, 2009.

3 comentarios:

  1. Tuve el placer y el honor de publicar en las bllas plaquetas de Pan Comido Conservo ese objeto como un tesoro. En eseas plaquetas estuve al lado de muy buenos poetas lo cual me deparo un doble palcer venir de la nada y ser abrazado por stos cmpañeros sin exigencias solo el amor como dice Silvio. Este poema en particular y este poeta son para mi muy queridos. No es sencillo hablar de lo que aqui se habla. Como tampoco es sencillo hacerle un pase a la estetica para que cabecee en tremenda jugada de la vida y de la muerte. La geografía del dolor esta muy bien planteada en esos versoso que dicen:"El cáncer en su páncreas,
    cubría ya varios países de su cuerpo.
    Era del tamaño de un continente de fuego,
    desparramado por todo el territorio de vida" terrible y hermoso.Despues el recurso de la sonoridad y la repetición que e a la vez una firmacion y la negacion de lo que ha existido tal vez o no como ese hombre del poema de Pessoa en Tabaqueria. Finalmente me gusta el verso limpio de pavadas que lleva la cicatriz en la mano aun vendada. me queda ese mensaje que ahora vivo yo con mi porpia madre:"Todos luchando y, mi madre redoblando la apuesta al infinito" En fin un buen poeta y gran perosna mi hermano comamala
    Marcelo Dughetti

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  2. chango que poema entierrado, hondísimo y dulce, me conmovió escucharlo y ahorita leerlo ¿tenés un blog donde se puedan leer más poesías tuyas de corridito y con paciencia?
    que andes de soles
    la camilita

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